Aranjuez es un lugar muy particular y tuvimos el gusto de conocerlo junto a Chus, mi prima hermana, quién con el crack de su hijo oficiaron de anfitriones y guías turísticos y que luego de finalizar la jornada nos acompañaron para coronar el día como corresponde en tierra española; tapeando y bebiendo excelentes cervezas en La Vespa Tapas.
Aranjuez está atravesada por los ríos Tajo y Jarama y es uno de los Reales Sitios de la monarquía española desde la época de Felipe II aunque estas tierras ya fueron propiedad de la realeza desde el reinado de los reyes católicos Isabel y Fernando. También es conocida como Real Sitio y Villa de Aranjuez y si bien este lugar fue muy frecuentado por Carlos V, fue precisamente Felipe II quién ideó una red de ‘reales sitios’ en torno a Madrid como lo es también El Escorial. En particular Aranjuez se destacó como un centro exclusivo para la organización de fiestas y cacerías donde estaba prohibido el asentamiento de población. Cuando los Borbones suceden a los Habsburgos, Aranjuez se encontraba en cierto estado de abandono y fue Felipe VI quién le devuelve su esplendor y de hecho fue quién también promovió que fuera poblada por residentes. En marzo de 1808 fue escenario del Motín de Aranjuez que deriva en la abdicación de Carlos IV en Fernando VII aunque luego este abdicó a favor del Rey “Plazuelas” (si vienen leyendo mis posts, ya saben a quién me refiero y si no, googleen) siendo que Fernando recién pudo retomar su reinado a fines de 1813 pero ya a partir de esta época este lugar paulatinamente fue perdiendo relevancia como Real Sitio.
Nosotros arribamos aquí en tren provenientes de Madrid en un viaje que nos llevó algo menos de una hora. Nuestro punto de partida entonces fue la Estación de Tren de Aranjuez que es un pintoresco edificio cuya construcción data de 1923, es de estilo neomudéjar y está formado por una nave rectangular y alargada con un cuerpo central más elevado que el resto, donde se encuentra la entrada principal y un imponente vestíbulo de techo alto resaltando el ladrillo a la vista de color rojo y azulejos decorativos que hacen de esta obra un conjunto que merece ser admirado en detalle. Desde aquí comenzamos nuestro recorrido a pie dirigiéndonos hacia el Palacio Real de Aranjuez, del que nos separaba una caminata de unos 30 minutos.
Este edificio (al igual que los que conforman el conjunto arquitectónico del sitio real) son considerados monumentos históricos y solo se puede acceder a su interior previa adquisición de un ticket cuya compra puede realizarse en la web del patrimonio nacional español. Este palacio es uno de los principales atractivos de Aranjuez y se trata de una clásica construcción de los Austrias con alternancia de piedra blanca y ladrillo, que obviamente sufrió varias modificaciones desde su planteamiento original y cuya decoración interior es fundamentalmente de la etapa borbónica. Algunos de los espacios interiores habilitados a los visitantes son el Tocador de la Reina, el Salón de Baile, el Comedor de Gala, el Gabinete Árabe, el Gabinete de porcelana o el Gabinete Chinesco llamado así ya que está decorado con 200 cuadros regalados a Isabel II en 1846 por el Emperador de China.
Frente al Palacio se encuentra una de las joyas del parque, el Jardín del Parterre, el más antiguo de Aranjuez y donde se encuentran algunas de las esculturas, fuentes y estanques más significativos de la zona como así también una variedad de árboles y flores que son muy llamativas.
En línea recta nos dirigimos hacia el Jardín Del Príncipe, un gran espacio verde que se le atribuye a Carlos IV ya que fue quién logró unificar varios trazados previos en un único diseño paisajístico que ocupa un espacio de 145 hectáreas al que se puede acceder por 15 puertas monumentales y que cuenta con numerosos edificios como los Pabellones Reales, el Embarcadero, el ‘Castillo’ o el Museo de Falúas.
Sobre este último edificio, el Museo de Falúas, vale la pena dedicarle algo de tiempo ya que reúne una gran colección de falúas o embarcaciones de recreo que fueron utilizadas por la monarquía española, además de otros elementos relacionados con este tipo de actividades y que representan piezas únicas.
Nuestro recorrido sigue en La Casa del Labrador, a media hora de caminata desde el Palacio Real y para cuyo ingreso también es necesario adquirir tickets previamente. Esta construcción tomó impulso bajo el reinado de Fernando VII concibiéndose un edificio integrado con los jardines que lo rodean y con una clara orientación renacentista por su intención de integrarse a la naturaleza. Algunas de las salas de más renombre en este lugar son el Salón de María Luisa, la Sala de Billar o el Salón de Bailes.
Desde la Casa del Labrador y regresando sobre nuestros pasos nos dirigimos ahora al Jardín de la Isla ubicado a uno de los lados del palacio. Es un jardín de estilo renacentista ítalo flamenco y cuyo nombre está relacionado con el hecho de que este jardín se encuentra rodeado por las aguas del río Tajo y que se encuentra separado del Palacio por una ría artificial que es la que forma la Cascada de las Castañuelas.
Al otro lado del palacio, hacia el casco urbano, se encuentra el Jardín de Isabel II que es una aportación paisajística de la Corona a la ciudad y de hecho constituyó el primer espacio urbano ajardinado de Aranjuez que fue generado para uso público. Es una manzana que se encuentra centrada por una escultura de Isabel II de niña y a la que se puede acceder a través de cuatro brazos de crucero abiertos en los cuatro lados de la verja que rodea este jardín.
Cruzando la calle nos encontramos con la Plaza de San Antonio cuyo diseño data de 1750 durante el reinado de Fernando VI y que tenía por objetivo conectar el Palacio Real con el entramado urbano. Cuando llegamos aquí nos encontramos de fondo con la Iglesia de San Antonio cuya arquitectura con estilo barroco encuadra en lo que se denomina ‘urbanismo cortesano’ donde hay cierta influencia italiana que se delata con la gran planta circular central y la cúpula. El monumento destacado de la plaza se trata de una fuente con la figura de Venus (que reemplazó a la estatua de Fernando VI que fue trasladada a Madrid) donde destacan otras ornamentaciones como lagartos, caracoles, soles y leones de mármol de Carrara y que popularmente se la conoce como ‘La Mariblanca’.
Otro de los puntos que deben ser visitados en Aranjuez es la Plaza de Parejas, cuya principal característica es su enorme dimensión y forma semiabierta. Le debe su nombre a que aquí tenía lugar el ‘Juego de Parejas’, algo así como un desfile militar en el que participaban cuarenta y ocho caballeros a caballo divididos en filas que desfilaban cruzándose y entrecruzándose. Esta Plaza se encuentra perpendicular al Palacio Real y está flanqueada por la Casa de los Fogones que cierra por un lado y la limita por el otro La Casa de Oficios y Caballeros.
Finalmente vale recomendar una visita a la Bodega del Real Cortijo, también conocida como la Bodega de Carlos III, apenas a 15 minutos en taxi desde la Estación de Tren de Aranjuez, la única bodega de una Casa Real del mundo. Su construcción fue encargada por Carlos III en 1782 para proveer vino y aceite a la Casa Real. Existe la posibilidad de realizar visitas guiadas adquiriendo tickets siendo recomendable chequear previamente la disponibilidad en la web de esta bodega que también ofrece eventos para participar de catas con enólogos de la casa entre otras actividades muy recomendables para los amantes del vino.
Con este post finaliza la serie de 4 capítulos dedicada a algunas de las ciudades que recomiendo visitar para quién viaje a España y se aloje en Madrid.
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